Los malos, y al mismo tiempo, muy buenos. Sin Abuelas.

Si, somos muy buenos, porque cuando uno hace de “malo de la película”, y no le toca otra, hay que ser muy bueno, para acertar, y explicar justificadamente qué decisiones hay que tomar. Si no fuera así, no se salvarían empresas, se irían a concurso.

En el área de RRHH, muchas veces nos toca empezar en una empresa, teniendo que echar a un volumen alto de empleados (Lo ideal siempre es recolocar, pero generalmente, no es viable, ya hay mucho “vicio”). En primer lugar, por la costumbre/cultura generada, en segundo lugar, por la implantación de procedimientos claros que no habían sido puesto hasta la fecha. ¿Porqué? Básicamente por la mala costumbre, y por la relación rota y viciada entre CEO y empleados. Generar un espacio entre ambas partes ayuda, aunque nos simbolice como el malo de la película, sin duda.

A nuestros socios de la parte financiera les sucede igual. No llegan normalmente para decir buenas noticias. La deuda es alta, la liquidez es corta, el barco se podría estar hundiendo y mucha gente se está yendo (OJO, claro ejemplo de que cuando el personal huele “sangre”, se larga). Nosotros, venimos para quedarnos. Somos los malos, de nuevo, pero somos muy buenos, porque nos atrevemos a salvar el barco, a todos los niveles. Últimamente, nos comentan el efecto de “salvaguardar la esencia de la empresa”, pero sinceramente, la gente, al final del día, quiere lo suyo.

¿Somos como el doctor “milagro”, os acordáis? A veces, nos toca serlo. Cuando hay liquidez, y las ratios van bien, la consciencia se nos va. Cuando la cuestión es diferente, negativa, acudimos al director financiero o al de RRHH. Siempre hay salidas, siempre se puede uno mantener a flote, y siempre, siempre, hay soluciones. Algo se quedará por el camino, pero también obtendremos una nueva resiliencia y aprenderemos más de lo que teníamos hasta la fecha.

En RRHH, siempre decimos que la indemnización es un lastre, para la empresa y el empleado. Sin duda, para este último incluso más. Un empleado tardar en explorar nuevas vías de su vida, porque no se irá de una empresa que considera que le debe 100K€. Tiene cierto sentido, pero si esta generación se hubiera quedado en un modelo de “mochila austriaca”, pues la cuestión sería diferente. Se trata de mejorar la eficiencia temporal de las empresas y los empleados y esto parte por la búsqueda de nuestros límites y motivaciones. Si no estoy bien en una empresa o en un puesto porqué seguir, o hacérselo difícil a la empresa. Si al final, el efecto es para uno mismo. La cultura española, navega hacia una situación de no-retorno en este sentido, y los empresarios que contratan en un modelo a tiempo completo, son héroes.

Por eso se genera el modelo interim, mucho más productivo y rentable para ambas partes. Sin duda. Escalable, modelable, y productivo. Gente Top, muy senior, que siendo en ocasiones el malo de la película, son muy buenos en lo que hacen, en lo que sienten y en lo que toca en cada momento. Se trata de entender que, una empresa no es una ONG, es una empresa, que tienen que producir, invertir y generar. Consúltanos en Scharpf, y verás, que no llegamos a ser tanto los “malos” y que el nivel de buenos, lo pones tú 😉

Fran Torrado

Asociado/Director

Scharpf & Associates