La PYME parece el pelotón de una carrera ciclista: sola y abandonada tras los escapados.

¿Por qué merece más la pena a nivel comercial una Startup que la empresa tradicional? ¿Es un problema de cambio generacional? ¿O es la sociedad quien lo impone? Podría parecer que el instinto nos lleva a inclinarnos automáticamente por una de estas dos opciones, pero, una vez analizada la situación, el juicio no parece ser tan fácil.
Comencemos por un ejemplo real, el sector de la impresión profesional. La demanda de trabajo de impresión se ha vuelto a reactivar en los últimos tiempos, pero las empresas del sector sufren enormemente a la hora de encontrar trabajadores siquiera semicualificados para la labor.
Y lo mismo sucede en otros sectores: no se encuentra gente para trabajar en hostelería, carpintería, los oficios relacionados con la construcción, la maquinaria industrial, los talleres mecánicos, auxiliares de farmacia… y así un etcétera casi infinito que, como se podrán imaginar, tiene sus consecuencias.
La primera de ellas tiene que ver con los salarios: la carencia de profesionales dedicados a estos sectores provoca una subida automática de los sueldos. Esta partida, que en la cuenta de resultados de la pyme tradicional supone entre un 30% y un 50% de los costes, tiene un efecto muy peligroso en la supervivencia del negocio.
En esta tesitura, ¿por quién debería apostarse? Pues parece claro que lo idóneo sería incentivar las formaciones de profesionales dedicados a los sectores anteriormente mencionados (y todos aquellos en una situación similar, por supuesto). Pero que me expliquen dónde se está haciendo esto.
Aunque no se trata solamente del impacto que esta situación tiene sobre las mismas pymes, sino que debemos también ponderar su efecto sobre categorías más amplias. En primer lugar, cabe destacar que las pymes de 0 a 250 empleados representan el 62% del PIB nacional. Además, las pymes generan 30 veces más empleo que las Startups (tres millones de empleados las primeras, cien mil las segundas) y tienen una valoración económica siete veces superior a la de las Startups (700.000 millones de euros contra 100.000).
Está claro que no debemos pasar por alto el crecimiento exponencial de las Startups, cuya valoración hace solo 10 años era solo 8.000 millones de euros. El inconveniente es que al cambio generacional le queda mucho tiempo todavía para llevarse a cabo de forma completa y la pyme necesita todavía mucho aguante a nivel de personal.
El problema, el auténtico problema, es que no lo vemos.
Es cierto que ahora se está fomentado el aprendizaje más técnico y de FP (que antiguamente se denigraba), pero no es suficiente porque no hay gente cualificada.
El siguiente problema es, cómo no, la poca flexibilidad de la contratación (gracias, querido Estado).
Se suma a todo esto una sensación que la realidad parece empeñada en confirmar constantemente: los jóvenes no quieren trabajar. Lo que buscan es un trabajo estable y seguro, que esté bien remunerado, a poder ser cerca de casa, cobrar diligentemente cada minuto que exceda de su estricto horario laboral y dormir sin preocupaciones. Y si no encuentran esto, no pasa nada. Para eso está papá Estado (o papá, a secas).
Tampoco trataré de negar que estas circunstancias vienen provocadas, con una altísima probabilidad, por una situación anterior en la que el empresario se pasó de frenada. Pero tampoco vale utilizar la cusa de una situación como justificación universal.
Y la solución mágica que se nos ocurrió fueron las Startups. Aplausos.

Lorenzo J. Martínez-Moya Scharpf
Socio

La estéril digitalización de la justicia

Un mes después de las reformas que, teóricamente, iban a suponer la «digitalización de la Justicia», seguimos igual: la supuesta digitalización se ha quedado en un mero eslogan. Y hay tres motivos fundamentales que evidencian que, en este caso, se ha empezado la casa por el tejado.
Lo primero que había de tenerse en cuenta es el perfil de quienes acuden a la vía judicial. ¿Cuentan estas personas con la debida educación digital para que las reformas sean realmente eficaces? La respuesta es invariablemente negativa. No es suficiente con las estadísticas de uso de las redes sociales para concluir que estamos inmersos en el mundo digital. Precisamente las estadísticas sobre fraudes y delitos cometidos a través de estas redes evidencian lo contrario, el desconocimiento de su uso por parte de la mayoría de los usuarios, y ello pese a (o tal vez como consecuencia de ello) la facilidad de su uso.
Y concretamente ahí está la segunda razón de la ineficacia de estas reformas: el acceso a las plataformas digitales de Justicia (y de las Administraciones en general) puede calificarse de cualquier cosa menos sencillo. No se trata sólo de requerir la firma digital, que al fin y al cabo es comprensible (y exigible) por los datos que se manejan, aunque sean nuestros o los de nuestros clientes, sino las dificultades que entraña el propio acceso al sistema, comenzando por la inexistente compatibilidad con todos los exploradores. Más allá de esto, no sólo es una odisea conseguir la firma digital, sino que apoderar a un profesional para que represente a sus clientes en estos menesteres es un proceso arduo, y desesperante. Sin embargo, tiene una solución más que sencilla: que los abogados o procuradores nos ocupáramos de ello simplemente con la representación privada (como sucede, por cierto, ante el resto de Administraciones).
Pero para completar el trío de despropósitos en que nos encontramos, basta acercarse a cualquier oficina judicial. De un vistazo se da uno cuenta de la distancia que las separan de la más modesta de la Agencia Tributaria: edificios obsoletos que no soportan la carga de datos que esta prometida digitalización exige, equipos informáticos por los que en Wallapop no se pagarían más de 75 €, personal de soporte totalmente insuficiente para atender las necesidades de todos los Juzgados que alberga una sede judicial, sistemas de videoconferencia que no tienen todos ellos o que son incompatibles cuando se trata de realizar las actuaciones entre Juzgados de distintas Comunidades Autónomas…
En definitiva, el Real Decreto lo ha previsto todo, excepto la realidad: falta educación digital, falta accesibilidad, faltan medios. Hasta que no se aborden estas carencias, la digitalización de la Justicia sólo será un desiderátum escrito en la arena.

Almudena Velazquez
CLO – Asociada Scharpf
Área Legal

Caja y procesos. Como beber y respirar-

Con mucho entusiasmo anunciamos el lanzamiento de BeLocal, una línea de negocio del grupo Scharpf desarrollada en conjunto con Gabriela Roberto Baró, focalizada en el #SoftLanding de compañías extranjeras en España.

En base a nuestra experiencia en la expansión y el desarrollo de negocios internacionales, identificamos oportunidades para ayudar a las empresas en el dimensionamiento de tiempos y costes para emprender el desafío de desembarcar en un nuevo país.

Con el concepto de contratación por módulos, integramos servicios profesionales transversales que se adaptan a las necesidades de cada negocio a través de un equipo local de alto valor para desarrollar una rápida inmersión en la cultura empresarial española.

Compartimos con nuestra red de contactos nuestra web y el mail para estar conectados info@belocal.es

Grupo Scharpf
Gabriela

Si quieres seguridad, se funcionario.

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Grupo Scharpf
Gabriela

Scharpf : ¿cómo surgió todo?

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Belocal – Softlanding España

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Con el concepto de contratación por módulos, integramos servicios profesionales transversales que se adaptan a las necesidades de cada negocio a través de un equipo local de alto valor para desarrollar una rápida inmersión en la cultura empresarial española.

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Grupo Scharpf
Gabriela

CHRO. Similitud con CFO

El sector legal, es complejo, y a nivel financiero, aún más. No entramos en la parte pública, porque sería cuestión de muchas horas de tertulia, pero la parte privada, aunque es ciertamente “golosa”, no es nada sencilla a la hora de trabajar su liquidez.

A nivel empresarial privado, la gestión de demandas legales desde un punto de vista financiero – económico para empresas del sector, ya sean procuradores, empresas eLegal (eCommerce a nivel de demandas), o despachos de abogados especializados, su gestión, no es tarea sencilla, y su cobro mucho menos. Sobre todo, porque el volumen es alto, y el tiempo de cobro, es largo y tedioso y multitud de factores externos que afectan a estos periodos medios de cobro como las huelgas en los juzgados.

Saber cómo traducirlo en un proceso de caja, es algo que hay que saber, entender, y analizar. Analizar, puesto que al final existe un riesgo de impago según sector (no es lo mismo el sector de las aerolíneas con jurisprudencia muy sólida, que el de los seguros, por ejemplo). Lleva un trabajo específico de, revisión de fechas de entrada, fechas gestión legal, temporalidad de cobro, y sobre todo entender la justicia pública, en particular en España, lo cual ya nos dice que no es sencilla, y ni muchísimo menos rápida. A todo esto, se suma que cada partido judicial maneja tiempos y cuantificación de costas judiciales muy diversos.

En España, la media oscila entre los 8 – 16 meses, para una demanda judicial estándar. Si lo traducimos al cobro de caja, suele ampliarse +/- 2-3 meses adicionales, y aquí hay que tener en cuenta que el 15% de los procesos terminan en impago. Con estos datos, desde Scharpf, especialistas en procesos y carteras de este tipo, nos encargamos de preparar el funcionamiento de una caja o modelo de flujo de cash Flow con el que poder entender, no solo cuando cobrar, si no como gestionar impagos, o cuánto vale nuestra cartera.

Esto último es vitalmente importante. Una cartera amplia, con una gestión deficitaria, conlleva mejor una posibilidad de valoración y venta a un tercero que pueda asumirla. De ahí que existan diferentes niveles de gestión. No es lo mismo un despacho profesional, que un grupo de procuradores. Cada empresa está orientada o asentada para asimilar un volumen, un tipo, y financieramente un conjunto de carteras específicas. Afrontar un 15-20% de impagos, puede suponer la ruina. Anticiparse, es clave. Verlo con 3-6 meses, es lo que nos hace desde Scharpf, expertos y casi “salvadores” en el sector. Básicamente porque, una falta de liquidez puede llevar a la quiebra, aunque tu cartera valga 16M€, si no consigues venderla y generar liquidez inmediata, será la ruina.

En fin. Un sector complejo por lo técnico que resulta, y apasionante por la falta de liquidez y el riesgo de impago que llevan asociado, que hace que muchas empresas del sector estresen su circulante hasta niveles casi insoportables. En la mayor de los casos el sector se tiene que apalancar para soportar este estrés. Para nosotros, es parte de nuestro ADN desde hace ya casi 10 años de experiencia y por eso no solo brindamos la parte técnica, si no el compromiso y la cercanidad con nuestros clientes quienes son nuestro mejor partner sin duda. Intentamos entender qué situación atravesamos, cual es nuestra estrategia, y cómo debemos afrontar los próximos pasos. De la caja, nos encargamos nosotros. Si tienes cualquier duda, contacta con nosotros, en Scharpf, estaremos encantado de atenderte.

Socio
Jose María Pérez Hernández (Chema)

Inteligencia Financiera. Más allá de la IA, personas.

El sector legal, es complejo, y a nivel financiero, aún más. No entramos en la parte pública, porque sería cuestión de muchas horas de tertulia, pero la parte privada, aunque es ciertamente “golosa”, no es nada sencilla a la hora de trabajar su liquidez.

A nivel empresarial privado, la gestión de demandas legales desde un punto de vista financiero – económico para empresas del sector, ya sean procuradores, empresas eLegal (eCommerce a nivel de demandas), o despachos de abogados especializados, su gestión, no es tarea sencilla, y su cobro mucho menos. Sobre todo, porque el volumen es alto, y el tiempo de cobro, es largo y tedioso y multitud de factores externos que afectan a estos periodos medios de cobro como las huelgas en los juzgados.

Saber cómo traducirlo en un proceso de caja, es algo que hay que saber, entender, y analizar. Analizar, puesto que al final existe un riesgo de impago según sector (no es lo mismo el sector de las aerolíneas con jurisprudencia muy sólida, que el de los seguros, por ejemplo). Lleva un trabajo específico de, revisión de fechas de entrada, fechas gestión legal, temporalidad de cobro, y sobre todo entender la justicia pública, en particular en España, lo cual ya nos dice que no es sencilla, y ni muchísimo menos rápida. A todo esto, se suma que cada partido judicial maneja tiempos y cuantificación de costas judiciales muy diversos.

En España, la media oscila entre los 8 – 16 meses, para una demanda judicial estándar. Si lo traducimos al cobro de caja, suele ampliarse +/- 2-3 meses adicionales, y aquí hay que tener en cuenta que el 15% de los procesos terminan en impago. Con estos datos, desde Scharpf, especialistas en procesos y carteras de este tipo, nos encargamos de preparar el funcionamiento de una caja o modelo de flujo de cash Flow con el que poder entender, no solo cuando cobrar, si no como gestionar impagos, o cuánto vale nuestra cartera.

Esto último es vitalmente importante. Una cartera amplia, con una gestión deficitaria, conlleva mejor una posibilidad de valoración y venta a un tercero que pueda asumirla. De ahí que existan diferentes niveles de gestión. No es lo mismo un despacho profesional, que un grupo de procuradores. Cada empresa está orientada o asentada para asimilar un volumen, un tipo, y financieramente un conjunto de carteras específicas. Afrontar un 15-20% de impagos, puede suponer la ruina. Anticiparse, es clave. Verlo con 3-6 meses, es lo que nos hace desde Scharpf, expertos y casi “salvadores” en el sector. Básicamente porque, una falta de liquidez puede llevar a la quiebra, aunque tu cartera valga 16M€, si no consigues venderla y generar liquidez inmediata, será la ruina.

En fin. Un sector complejo por lo técnico que resulta, y apasionante por la falta de liquidez y el riesgo de impago que llevan asociado, que hace que muchas empresas del sector estresen su circulante hasta niveles casi insoportables. En la mayor de los casos el sector se tiene que apalancar para soportar este estrés. Para nosotros, es parte de nuestro ADN desde hace ya casi 10 años de experiencia y por eso no solo brindamos la parte técnica, si no el compromiso y la cercanidad con nuestros clientes quienes son nuestro mejor partner sin duda. Intentamos entender qué situación atravesamos, cual es nuestra estrategia, y cómo debemos afrontar los próximos pasos. De la caja, nos encargamos nosotros. Si tienes cualquier duda, contacta con nosotros, en Scharpf, estaremos encantado de atenderte.

Socio
Jose María Pérez Hernández (Chema)

Cómo gestionar una cartera Legal a nivel de caja.

El sector legal, es complejo, y a nivel financiero, aún más. No entramos en la parte pública, porque sería cuestión de muchas horas de tertulia, pero la parte privada, aunque es ciertamente “golosa”, no es nada sencilla a la hora de trabajar su liquidez.

A nivel empresarial privado, la gestión de demandas legales desde un punto de vista financiero – económico para empresas del sector, ya sean procuradores, empresas eLegal (eCommerce a nivel de demandas), o despachos de abogados especializados, su gestión, no es tarea sencilla, y su cobro mucho menos. Sobre todo, porque el volumen es alto, y el tiempo de cobro, es largo y tedioso y multitud de factores externos que afectan a estos periodos medios de cobro como las huelgas en los juzgados.

Saber cómo traducirlo en un proceso de caja, es algo que hay que saber, entender, y analizar. Analizar, puesto que al final existe un riesgo de impago según sector (no es lo mismo el sector de las aerolíneas con jurisprudencia muy sólida, que el de los seguros, por ejemplo). Lleva un trabajo específico de, revisión de fechas de entrada, fechas gestión legal, temporalidad de cobro, y sobre todo entender la justicia pública, en particular en España, lo cual ya nos dice que no es sencilla, y ni muchísimo menos rápida. A todo esto, se suma que cada partido judicial maneja tiempos y cuantificación de costas judiciales muy diversos.

En España, la media oscila entre los 8 – 16 meses, para una demanda judicial estándar. Si lo traducimos al cobro de caja, suele ampliarse +/- 2-3 meses adicionales, y aquí hay que tener en cuenta que el 15% de los procesos terminan en impago. Con estos datos, desde Scharpf, especialistas en procesos y carteras de este tipo, nos encargamos de preparar el funcionamiento de una caja o modelo de flujo de cash Flow con el que poder entender, no solo cuando cobrar, si no como gestionar impagos, o cuánto vale nuestra cartera.

Esto último es vitalmente importante. Una cartera amplia, con una gestión deficitaria, conlleva mejor una posibilidad de valoración y venta a un tercero que pueda asumirla. De ahí que existan diferentes niveles de gestión. No es lo mismo un despacho profesional, que un grupo de procuradores. Cada empresa está orientada o asentada para asimilar un volumen, un tipo, y financieramente un conjunto de carteras específicas. Afrontar un 15-20% de impagos, puede suponer la ruina. Anticiparse, es clave. Verlo con 3-6 meses, es lo que nos hace desde Scharpf, expertos y casi “salvadores” en el sector. Básicamente porque, una falta de liquidez puede llevar a la quiebra, aunque tu cartera valga 16M€, si no consigues venderla y generar liquidez inmediata, será la ruina.

En fin. Un sector complejo por lo técnico que resulta, y apasionante por la falta de liquidez y el riesgo de impago que llevan asociado, que hace que muchas empresas del sector estresen su circulante hasta niveles casi insoportables. En la mayor de los casos el sector se tiene que apalancar para soportar este estrés. Para nosotros, es parte de nuestro ADN desde hace ya casi 10 años de experiencia y por eso no solo brindamos la parte técnica, si no el compromiso y la cercanidad con nuestros clientes quienes son nuestro mejor partner sin duda. Intentamos entender qué situación atravesamos, cual es nuestra estrategia, y cómo debemos afrontar los próximos pasos. De la caja, nos encargamos nosotros. Si tienes cualquier duda, contacta con nosotros, en Scharpf, estaremos encantado de atenderte.

Socio
Jose María Pérez Hernández (Chema)

Los malos, y al mismo tiempo, muy buenos. Sin Abuelas.

Si, somos muy buenos, porque cuando uno hace de “malo de la película”, y no le toca otra, hay que ser muy bueno, para acertar, y explicar justificadamente qué decisiones hay que tomar. Si no fuera así, no se salvarían empresas, se irían a concurso.

En el área de RRHH, muchas veces nos toca empezar en una empresa, teniendo que echar a un volumen alto de empleados (Lo ideal siempre es recolocar, pero generalmente, no es viable, ya hay mucho “vicio”). En primer lugar, por la costumbre/cultura generada, en segundo lugar, por la implantación de procedimientos claros que no habían sido puesto hasta la fecha. ¿Porqué? Básicamente por la mala costumbre, y por la relación rota y viciada entre CEO y empleados. Generar un espacio entre ambas partes ayuda, aunque nos simbolice como el malo de la película, sin duda.

A nuestros socios de la parte financiera les sucede igual. No llegan normalmente para decir buenas noticias. La deuda es alta, la liquidez es corta, el barco se podría estar hundiendo y mucha gente se está yendo (OJO, claro ejemplo de que cuando el personal huele “sangre”, se larga). Nosotros, venimos para quedarnos. Somos los malos, de nuevo, pero somos muy buenos, porque nos atrevemos a salvar el barco, a todos los niveles. Últimamente, nos comentan el efecto de “salvaguardar la esencia de la empresa”, pero sinceramente, la gente, al final del día, quiere lo suyo.

¿Somos como el doctor “milagro”, os acordáis? A veces, nos toca serlo. Cuando hay liquidez, y las ratios van bien, la consciencia se nos va. Cuando la cuestión es diferente, negativa, acudimos al director financiero o al de RRHH. Siempre hay salidas, siempre se puede uno mantener a flote, y siempre, siempre, hay soluciones. Algo se quedará por el camino, pero también obtendremos una nueva resiliencia y aprenderemos más de lo que teníamos hasta la fecha.

En RRHH, siempre decimos que la indemnización es un lastre, para la empresa y el empleado. Sin duda, para este último incluso más. Un empleado tardar en explorar nuevas vías de su vida, porque no se irá de una empresa que considera que le debe 100K€. Tiene cierto sentido, pero si esta generación se hubiera quedado en un modelo de “mochila austriaca”, pues la cuestión sería diferente. Se trata de mejorar la eficiencia temporal de las empresas y los empleados y esto parte por la búsqueda de nuestros límites y motivaciones. Si no estoy bien en una empresa o en un puesto porqué seguir, o hacérselo difícil a la empresa. Si al final, el efecto es para uno mismo. La cultura española, navega hacia una situación de no-retorno en este sentido, y los empresarios que contratan en un modelo a tiempo completo, son héroes.
Por eso se genera el modelo interim, mucho más productivo y rentable para ambas partes. Sin duda. Escalable, modelable, y productivo. Gente Top, muy senior, que siendo en ocasiones el malo de la película, son muy buenos en lo que hacen, en lo que sienten y en lo que toca en cada momento. Se trata de entender que, una empresa no es una ONG, es una empresa, que tienen que producir, invertir y generar. Consúltanos en Scharpf, y verás, que no llegamos a ser tanto los “malos” y que el nivel de buenos, lo pones tú 😉

Ayudas de hasta 24.000€

A través del Kit Consulting